ESTAMPILLAS CON HISTORIA

Àlvaro Antonio Claro Claro

Cursaba el primer año de primaria cuando por pura curiosidad empecé a guardar dentro de un viejo libro los sellos postales que mi abuela me guardaba con mucho cariño. Tenía mi abuela dos hijos y dos sobrinos en la comunidad dominicana por lo que la correspondencia en esos tiempos era muy abundante. En esa época un viejo motor Lister generaba la energía para alumbrar el poblado dos horas diarias, no se conocía la televisión y los únicos libros que teníamos a mano eran: La Alegría de Leer y el Catecismo del padre Astete. Me atrevo a asegurar que en este ambiente y a mi edad, poseer estos sellos me daba un estatus en la escuela casi igual al que tenía el hijo del rector, pues era el único estudiante que se daba el lujo de llegar en bicicleta y el único con balón de futbol propio.

No tenía ni idea que la afición por coleccionar y clasificar estos sellos se llamada “Filatelia”, palabra que se le debe al coleccionista francés Georges Herpin, quien la propone en 1864 en París en un artículo publicado en “le collectionneur de Timbres Poste”. Mucho menos conocía que el origen de los sellos postales nace de la necesidad de resolver el problema que afrontaba el servicio postal a la hora de hacer las entregas pues muchas veces el destinatario se negaba a pagar el servicio o no tenía el dinero para hacerlo; la solución: cobrar el servicio por anticipado. Así la palabra surge de los vocablos griegos: philos, que significa afición, amor y ateles, que significa pagado de antemano o anticipado. Gran Bretaña es el país que emite el primer sello postal que circuló en el mundo en 1840, se conoce como el penique negro y se considera que en esta fecha es cuando aparece el primer coleccionista de estampillas en la historia, John Edward Gray, investigador destacado del Museo Británico de Londres, pues adquirió los primeros peniques negros que salieron a la venta con el fin de conservarlos para la posteridad.

En 1968, al iniciar mi bachillerato en Ocaña, tuve la suerte de compartir clases con compañeros cuyas familias eran de origen sirio, libanés, turco o italiano (Rochels, Numa, Saad, Quin, Guaglianoni, Grazziani, etc.) lo que me facilitó la opción de obtener estampillas de otros países. En la medida que aumentaba el número de sellos pude organizarlos por temas de interés: Arte, geografía, historia, personajes, etc. 

Cada estampilla trae un aprendizaje nuevo, poco a poco se van atesorando nuevos conocimientos, cada vez crece el interés por conocer algo más sobre geografía, historia, cultura, deporte, etc.

Las lecturas sobre este interesante hobby me fueron despertando una nueva pasión: La Historia. 

Pude enterarme también, de que el sistema de pago anticipado con sellos postales para el envío de correspondencia fue una solución que resultó ser muy práctica y su uso se fue extendiendo como la pólvora por los cinco continentes. Como dato curioso encontré que en América, el primer país en adoptar el uso de la estampilla fue Brasil en 1843; Luego Estados Unidos en 1847 emite las primeras estampillas de 5 y 10 centavos de dólar con las figuras de Benjamín Frankiln y George Washington. En Colombia, en 1859 (Confederación Granadina era la denominación en ese momento), bajo la Presidencia de Mariano Ospina Rodríguez, se considera el nacimiento de la Filatelia ya que en ese año, mediante Ley de los Correos Nacionales, se implementa el uso de las estampillas como sistema de pago para el envío de la correspondencia; la primera emisión empieza a circular en ese año con el escudo de la confederación Granadina y en una serie de cinco estampillas de 2,5 ctvs, 5 ctvs, 10 ctvs y de un peso. En 1862 (ya como Estados Unidos de Colombia) se autoriza una emisión de cuatro estampillas con el nuevo escudo, esta vez por el valor de 10 ctvs, 20 ctvs, 50 ctvs y la de un peso. (*)

En 1881 el país ingresó a la Unión Postal universal (UPU) lo que simplificó el envío de la correspondencia al extranjero y su recepción. En 1882 se utiliza por primera vez la perforación en los pliegos para facilitar la separación de las piezas. En el año 1886 se adopta una nueva constitución que dio origen a la actual república de Colombia; como era bien grande la existencia de sellos postales de los desaparecidos Estados Unidos de Colombia, el gobierno permitió el uso de estas estampillas hasta mediados de 1889. Otro dato curioso es que en la emisión de 1890 (estampillas de 2 ½ ctvs.) se termina la costumbre de honrar únicamente personajes fallecidos y aparece una estampilla con la imagen de Rafael Nuñez, cuatro veces presidente de 1880 a 1892.

La guerra de los Mil Días, que sumió al país en un periodo caótico, paradójicamente fue de bonanza filatélica; el conflicto obligó a suspender el servicio por las rutas afectadas ya que se cortó la comunicación entre Bogotá y las provincias, ante esta situación, el gobierno autorizó la emisión local de estampillas en Medellín, Popayán, Barranquilla, y Cartagena. Por otro lado, los rebeldes emitieron estampillas en Cúcuta y Tumaco.

Con ocasión de la conmemoración del centenario de la independencia se solicita una emisión especial que se imprime en la American Bank Company y empieza a circular en julio de 1910, una de las estampillas fue dedicada a los fusilados de Cartagena por orden de los españoles; curiosamente las estampilla debió retirarse de circulación a raíz de las protestas del gobierno español del momento. (*)

EL servicio de correo aéreo inicia en 1919 con la creación de la Compañía Colombiana de Navegación Aérea en Medellín y la Sociedad Colombo–Alemana de Transporte Aéreo de Barranquilla; el gobierno autoriza a cada compañía a emitir sus propias estampillas para cubrir el porte con la condición que se deben incluir las estampillas del correo nacional correspondientes. Hasta 1959 había estampillas para correo nacional y otras para correo aéreo; en ese año se unifican

Lo cierto es que en la producción de estampillas colombianas ha permitido mostrar las bellezas de nuestro país, nuestra enorme riqueza, difundir nuestra cultura, exaltar nuestros personajes históricos y contemporáneos y dar a conocer lo mejor de nuestra naturaleza y nuestro patrimonio. Desafortunadamente los nuevos sistemas electrónicos de comunicación hacen prever el fin del uso de las estampillas en el corto plazo, algunos opinan que estos sellos deberían considerarse como un objeto artístico o histórico. El tiempo se encargará de notificarnos la suerte de este efectivo medio de pago.

Por ahora, esperemos que se dé cumplimiento a la “Ley 450 años Ocaña”, Ley 1987 del 30 de julio 2019, que ordena en su artículo noveno la emisión de una estampilla de reconocimiento conmemorativo a los 450 años de la fundación del municipio de Ocaña y que ojalá no sea una de las ultimas emisiones por coleccionar. 

(*) Imágenes descargadas de Internet

Lecturas realizadas para la presente nota:
- La Historia de Colombia a través de billetes y estampillas Editorial el Tiempo 2019.
- http://www.afitecol.com/
- https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/
- https://es.wikipedia.org/wiki/Filatelia